GeneXus a la altura de los Andes
Un grupo de seis personas conformado por integrantes de Artech, GeneXus Consulting, GeneXus USA y K2B emprendió la aventura de cruzar la cordillera de los Andes en bicicleta. En la siguiente entrevista, Juan Emilio Gabito, comparte con la Comunidad GeneXus algunas fotografías y anécdotas de la travesía. Entre extremos y adrenalina la certeza de que juntos los desafíos son una meta posible.

¿Cómo surgió la idea de hacerlo?
Cruzar la cordillera de los Andes era una idea que venía pensando desde mediados del 2009, y cuando volví de mi licencia en enero del 2010 ya lo tenía resuelto. La idea pasó a ser el gran objetivo del año: cruzar la cordillera de Los Andes en bicicleta.
Al primero que le comenté la idea fue a Guillermo González, sabiendo que ni bien se la contase se iba a sumar a la aventura. Luego me enteré que Gonzalo Losada se había comprado una bici, por lo cual le hablé sobre el tema y a los cinco minutos ya lo tenía arriba del barco. A las horas publiqué un comentario en Facebook avisando que este año íbamos a cruzar las montañas y enseguida se sumaron Federico Azzato, Anya Wainberg y Carolina Torrado. Estos últimos no contaban con bicicletas propias y aptas para la aventura en ese momento, pero de todas formas se sumaron y fueron incorporados gustosamente al equipo, que a la larga se autodenominó "Energúmenos". Durante el correr del año fuimos entrenando, haciendo diversas salidas en las cuales subimos cerros y recorrimos algunas rutas del país. Asimismo con el tiempo fuimos organizando el viaje en severas reuniones energúmenas, de las cuales salieron alojamientos, circuitos, logo, nombre y mucho más.
El equipo está conformado por 6 verdaderos energúmenos: Carito, Annie, Guille, Fede, Gonza y yo.
Entre aguas turquesas, laderas verticales y lluvias muy frías
Salimos el domingo 5 de diciembre a las 7 de la mañana, hora local, desde Tres Cruces con destino Buenos Aires. En la capital argentina levantamos la camioneta Hyundai H1 que habíamos alquilado y procedimos a cargar las seis bicicletas y los bolsos de cinco de los integrantes, ya que Carolina se sumó un par de días más tarde a la travesía.
Ahí iniciamos la odisea de manejar más de 1.500 kilómetros hasta la ciudad de San Martín de Los Andes, enclavada en un hermoso valle en la cordillera. Dicha ciudad auspició de punto de origen de la expedición. Desde allí pedaleamos hasta el paso fronterizo con Chile, en la zona conocida como Hua Hum. Esa noche la pasamos en carpas en un camping agreste que queda en las faldas de la montaña sobre un río de aguas color turquesa cerca del lago Nonthué.
Al otro día iniciamos el viaje hacia Chile, cruzando el paso fronterizo, atravesando en barcaza y bajo lluvia el lago Pirihueico para volver a pedalear hasta nuestro segundo destino: las cabañas Chichintahué sobre el lago Neltume. Ese día fue muy interesante ya que ingresamos en la selva Valdiviana y durante la mayor parte del día estuvo lloviendo.
Nuestro siguiente destino fue la comunidad de Coñaripe. Este trayecto fue el más duro ya que implicó subidas casi verticales de varios kilómetros de largo, viento frío que atravesaba la ropa y el peor de todos los elementos, la llovía desde el comienzo mismo del pedaleo. Fueron 40 kms muy exigentes que nos pusieron al borde de la hipotermia. Cuando llegamos al destino nos tiramos de cabeza dentro de las duchas con agua caliente ya que no sentíamos los pies y apenas nos podíamos mantener erguidos de tan empapados y congelados que estábamos.
Al día siguiente el clima mejoró bastante e iniciamos el pedal hasta Pucón. En Pucón nos quedamos varios días para poder disfrutar las actividades deportivas que se realizan a sus alrededores. Hicimos hydrospeed, fuimos a las termas naturales y lo mejor de todo fue el ascenso al Volcán Villarrica que tiene unos 2890 metros de altura y que además está en actividad.

De Pucón nos fuimos para Puesco, a 60 kms de distancia. Ahí pasamos la noche en una preciosa cabaña agreste al costado de un río de gélidas y transparentes aguas. Meterse en ese río era un alivio ya que algunos estábamos con tendinitis o inflamaciones en las articulaciones de las rodillas o tobillos, entonces el agua helada era totalmente curativa para nosotros.
De Puesco iniciamos el último tramo de pedaleo.
La idea era cruzar la frontera hacia Argentina y pedalear hasta que nos dieran las fuerzas y luego cargar todo en la camioneta e irnos a Junín de los Andes, la última ciudad del viaje, pero esos planes cambiaron. A la salida de Puesco nos encontramos con una subida de unos 8 kms de largo que ofrecía algunas de las vistas más espectaculares del viaje. Luego de eso, bajada hasta el paso de frontera ubicado cerca del volcán Lanín, mil metros más alto que el Villarrica y que en teoría entra en actividad en enero del 2011.
Desde Puesco hasta Junín tuvimos una distancia de 90 kilómetros, siendo ésta la jornada más larga de pedaleo que tuvo que afrontar el equipo. Claro, tuvimos la ayuda de una interminable recta sobre asfalto que nos permitió alcanzar grandes velocidades y luego de bajadas de varios kilómetros en las que llegamos a velocidades de 68 kilómetros por hora, mucho para una bici de montaña.
El último día en Junín lo usamos para visitar el lago Huechulafquen, un lago gigantesco y de aguas celestes y turquesas que ofrece un paisaje impresionante rodeado de montañas de varias tonalidades. Un paraíso.
La concreción de un sueño
La travesía significó la concreción de un sueño. Estuvimos prácticamente un año organizando el viaje y poder hacerlo fue algo maravilloso. Además sirvió para confirmar que el equipo con el que viajamos tiene una sinergia que le permite afrontar los más grandes desafíos y que el mismo siempre está unido en todas las situaciones.
Poder hacer un viaje de estos, para cualquier persona que disfruta de los deportes aventuras es el súmmum, ya que estás en un lugar increíble rodeado de gente a la cual uno tiene el orgullo y el placer de llamar amigos y compañeros de trabajo.
