Noticias

Internet de las cosas #IoT: ¿Cuál será la evolución? Por Breogán Gonda

Nuestro Presidente de Directorio, Breogán Gonda, publicó recientemente esta columna de opinión en IT Connect LATAM. En la misma reflexiona sobre el alcance del IoT; el rol de los sensores, la inteligencia y el conocimiento. Así como su impacto en la toma de decisiones.

Por Breogán Gonda

 
El Internet de las Cosas (IoT) no es algo nuevo: por lo menos tiene 5 años de gran desarrollo. El primer mojón fue el lanzamiento del iPad, que fue mucho más allá de las comunicaciones telefónicas e inició una nueva era, la de las aplicaciones. ¿En qué se sustentan estas aplicaciones? Se sustentan en varios componentes como la movilidad, un ancho de banda acorde para transmitir muchos datos (4G / LTE), la fuerte caída de los costos de transmisión y  almacenamiento de los mismos y, paralelamente, el aumento exponencial de la generación de datos. Este escenario junto a los sensores preparó el terreno para el IoT.

Casi siempre la disponibilidad de tecnología anticipa en mucho su uso extendido. Sólo una oferta tecnológica masiva y de costos bajos hace que la sociedad se apropie de ella e imagine un sinfín de aplicaciones. El proceso es recurrente: más tecnologías, más uso, más éxitos y, por tanto se retroalimenta.

Explosión de sensores

De todos modos desde hace varios años venimos usando más sensores de lo que pensamos. La diferencia es que hoy aparecen explícitamente: hoy aparece el sensor como una entidad en sí misma.

Por ejemplo, apps para el agro utilizan sensores de temperatura, humedad, velocidad de viento. Otros, por ejemplo, para medir la cantidad de grano que hay en un silo, su velocidad de consumo, etc.

En la medicina están proliferando los sensores que recaban datos sobre el cuerpo humano y, aún, dentro de él.

También existe una gran cantidad de sensores para los deportes: para determinación precisa e inequívoca, por ejemplo, de los tiempos de cada corredor en una carrera pedestre donde participan miles o, por ejemplo, en el fútbol para determinar si la pelota entró totalmente al arco o no. Se han popularizado los sensores de proximidad para autos, que nos observan, por ejemplo, que dada la velocidad a la que nos movemos, estamos demasiado cerca del auto de adelante o, incluso, que permiten que nuestro auto frene automáticamente para evitar un accidente.  Un caso especialmente importante es el de los autos sin conductor de Google con los que se fotografía y se obtiene conocimiento geoespacial de todo el planeta (son autos que gracias a los sensores actúan sin conductor donde ello es permitido, en los demás lugares el conductor va en el auto pero no hace nada).

Resumiendo: los sensores constituyen  una excelente manera de capturar datos. Podemos tener una cantidad enorme y que crece exponencialmente, de datos objetivos, precisos y con la  frecuencia exacta que necesitemos.

Inteligencia, conocimiento y decisiones

Obviamente los sensores son todo eso y sólo eso: si estuvieran aislados no nos servirán para nada, pero hoy tenemos recursos para que sus mensajes se recojan y se transmitan a donde los necesitemos, y se interpreten transformando esos mensajes en invalorable conocimiento. Sobre ese conocimiento, utilizando medios computacionales tradicionales, de la nube, estadísticos y herramientas y métodos de la Inteligencia Artificial, Machine Learning, etc., podemos llegar a resultados inimaginables hasta no hace mucho.

Esto lo venimos haciendo hace años, pero los datos y el conocimiento adecuado para resolver muchos problemas ha sido siempre un recurso  extremadamente escaso.

Lo que caracteriza el IOT no es lo anterior, sino su potenciación con la posibilidad de acceder a todo el conocimiento y datos necesarios. Todo esto está en la nube  y crece continuamente. Estamos inmersos en la era del conocimiento. Día a día, ya sea en el ámbito laboral o personal, manejamos muchos datos  y también nos vemos obligados a tomar muchas decisiones.

El 80 % son decisiones triviales, pero aun así necesitan conocimiento y datos, y pueden ser tomadas automáticamente. Otras requieren la intervención humana, pero el decisor debe ser ayudado con información adecuada.

El objetivo fundamental del IoT es captar datos para alimentar estos procesos descritos: automáticos o semi automáticos de los que dependeremos cada día más.
Alguien puede preguntar: ¿todo esto es bueno? Como toda gran innovación tecnológica puede utilizarse bien o mal: confiemos en que la humanidad la utilice bien y aproveche de ella para un mundo mejor.


Fuente original: IoT: ¿Cuál será la evolución? Byline magistral de Breogán Gonda